jueves, 31 de octubre de 2013

Violencia hembrista

La violencia contra el hombre es un concepto que se enmarca el contexto de la violencia doméstica y particularmente se refiere a la violencia de pareja, donde el rol de agresor es tomado por la mujer en las parejas heterosexuales o bien, por el varón en aquellas parejas de carácter homosexual. La violencia contra el hombre no se considera violencia de género tal como ocurre con la violencia de pareja perpetrada contra las mujeres, puesto que no se atribuye a las desigualdades entre los sexos, como en el caso femenino.1
A pesar de numerosos estudios que informan sobre la preponderancia de la violencia doméstica es perpetrada por los varones contra las mujeres, otros estudios empíricos sugieren que las tasas de violencia doméstica de las mujeres y los hombres son equivalentes. Eso ha generado muchas controversias y discusiones entre los investigadores.
El concepto de violencia contra el hombre se apoya en la idea de ciertos autores que indican que tanto en la violencia contra las mujeres como en la que es realizada contra los hombres se pueden encontrar motivos similares, mientras que la idea de que el hombre pueda ser víctima de la mujer genera resistencias y no está exenta de controversias, en las que se trata, por ejemplo, el sesgo al entender la idea de violencia física como la única forma de violencia realmente importante.



Síndrome del esposo golpeado

El concepto de violencia contra el hombre tendría su origen en el concepto de «Síndrome del esposo golpeado», que aparece por primera vez en la revista «Victimology» , en un artículo escrito en 1977 por Suzanne K Steinmetz: «The Battered Husband Syndrome». Esta investigadora afirmaba que el número de amenazas de violencia de las esposas contra los esposos excede en un 20% el de los esposos y llegaba a la conclusión de que las mujeres tienen más intencionalidad de violencia que los varones pero no pueden llevarla a cabo. Realizó este estudio sobre 57 familias residentes en New Castle County, Delaware, Estados Unidos. El resultado fue que un 93% de las personas utilizaban agresiones verbales y un 60% agresiones físicas, como arrojar objetos o empujar al otro, para resolver conflictos maritales. Mientras el 39% de los maridos arrojaban objetos, el 37% de las mujeres lo hacían. Los esposos en un 31% empujaban o tomaban por la fuerza a su esposa contra un 22% de las esposas. Steinmetz llega a la conclusión de que la violencia es recíproca entre esposos y esposas, que la intencionalidad es la misma en varones que en mujeres y que las mujeres son más proclives a iniciar la pelea.29
En otro estudio con estudiantes universitarios Suzanne Steinmetz les pidió que rellenen un cuestionario sobre las modalidades de resolución de conflictos en su familia. El resultado fue que el 95% de las personas, sean varones o mujeres indistintamente, utilizaban los insultos y las agresiones verbales, mientras que el 30% practicaba agresiones físicas como arrojar objetos o empujar al otro o tratar de golpearlo.
Los argumentos de Suzanne Steinmetz han sido apoyados y criticados total o parcialmente por numerosos investigadores; ello no sólo ha llevado a que algunos utilicen el apelativo de «mito del síndrome del esposo golpeado», sino que ha incitado el debate sobre la simetría de género

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