miércoles, 6 de enero de 2010

El problema de las asociaciones

Sorprende la gran cantidad de asociaciones de izquierda, progres, separatistas, etc., que aparecen de vez en cuando firmando algún manifiesto o reclamando algo. En cambio existen muy pocas de carácter democrático y pro español. Algunos creen que ello se debe a que la mayoría de aquellas asociaciones están subvencionadas, pero esa es una causa muy secundaria. La causa principal es que quienes no son de izquierda, etc., apenas perciben la importancia de la lucha por las ideas y por la opinión pública: es una de las peores tradiciones de lo que, por llamarla de algún modo, solemos identificar como “derecha”. Los otros, en cambio, son muy espabilados para eso. El PSOE ideó muy pronto dotarse de un amplio círculo de ongs y similares, más o menos camelístico, que constituían un aparato de propaganda paralelo sufragado por el erario.


Si no se rompe la inercia de la “derecha” en este sentido, es evidente que nada podrá hacerse frente a la deriva que impone al país la chusma política. De hecho, esa inercia se está rompiendo, pero de modo muy insuficiente.


Las asociaciones pueden ser formales, es decir, con papeleo burocrático, o informales, en forma de tertulias semanales, por ejemplo, en las que se planteen iniciativas dirigidas, siempre, a hacer llegar a la opinión pública ideas, argumentos, información, consignas y en su caso movilizaciones en pro o en contra de lo que sea preciso. De hecho, así han nacido algunas que se han vuelto influyentes.


El asunto de las asociaciones puede ser muy variado, como decía ayer, y su orientación debe ser positiva: por la verdad histórica, por la unidad democrática de España, por la cultura española frente al islamismo o frente a la anglomanía, por la aclaración del 11-m, por el bilingüismo en las regiones correspondientes, por la información veraz en la prensa, la igualdad ante la ley, la denuncia del pro terrorismo, etc. Estas asociaciones pueden incluir actividades deportivas, excursionistas, etc.


El objetivo en todos los casos será buscar vías de llegar a la opinión pública, que cuando se buscan se encuentran, y muy variadas. Mañana pondré el ejemplo de Galicia Bilingüe.

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****Escriben en el blog unos cuantos partidarios de la dictadura. La dictadura de ellos o de los suyos, naturalmente ¿de quién si no? Y para justificarla afirman que ellos son benévolos, justos, inteligentes, e incluso que están inspirados por Dios, suponiéndose que todos debiéramos creerles. Unos opinan que la sociedad podría funcionar como la Iglesia, otros que como un cuartel…Una de sus contradicciones consiste en que suelen criticar acremente el sistema actual acusándole de no ser democrático de verdad. Siendo así, debieran estar encantados con él. Pero no lo están porque quienes ejercen esa supuesta dictadura son otros, y ellos piensan que la dictadura válida solo puede ser la suya. Coinciden con la izquierda en esto: en que una democracia o una dictadura solo son aceptables si ellos son los que mandan sin restricciones. Otra contradicción es que escriben en un blog que responde a las ideas liberales, mientras que ellos no dejarían expresarse a nadie más. Creo que, afortunadamente, son muy pocos en la sociedad, pero está bien que se manifiesten.


La próxima semana seguiremos tratando el asunto.

**** ¿Qué es peor, el separatismo o la anglomanía?

Es normal que los separatistas utilicen el inglés, con el doble objetivo de menospreciar el español común y de promocionarse internacionalmente (promocionar su miseria), ya que sus idiomas regionales resultan del todo inútiles. No debiera ser normal que los partidarios de España lo utilicen en ningún caso, porque el español es también un idioma internacional y, si se dice algo interesante en español será bien pronto traducido. Pero al utilizar el inglés internacionalmente estamos menospreciando nuestro idioma y contribuyendo a su desplazamiento a favor del inglés. Eso, de entrada. Y la cultura anglosajona es muchísimo más peligrosa para la nuestra (a la que está desplazando día a día, no solo internacionalmente, sino en la misma España) que la furia impotente de los separatistas. Por eso esta anglomanía de tres al cuarto es muchísimo más peligrosa, culturalmente, que los separatismos. Ello aparte, un anglófilo español es lo más alejado de un inglés que quepa imaginar. Una caricatura. Y esa anglofilia es solo una forma de hispanofobia.


Hay, pues, dos cuestiones: debemos escribir en español, procurar promocionarlo en toda ocasión, y exponer cosas interesantes y veraces en él. Decir que Zapo no es España es una falsedad, y muy poco interesante. Zapo, por desgracia, es parte, y muy amplia. de la España actual, y ha llegado a ser así no tanto gracias a él como a la escasa oposición que ha encontrado y sigue encontrando. Por otra parte, a los extranjeros les importa un bledo si Zapo es o no es España, eso es asunto nuestro. Ahora que a lo mejor, haciendo esa oposición en inglés…


En fin, la proyección internacional es muy importante, pero requiere un esfuerzo explicativo e inteligente, con contenidos claros.

Suelo estar de acuerdo con sinrocom y mucho menos con arroweco (vaya nombrecito, ¿quiere decir “arriba España”?). Pero esas cosas, a estas alturas, producen depresión.